miércoles, 16 de septiembre de 2009

De Desphótico a Naousa

En Ormos Desphótico el silencio de la calma nos traía al oido ampliadas las voces, la música, los susurros.
Calma de claridad transparente, de luminosidad en el agua y en el cielo sin nubes.
Llegó el viento norte de nuevo y ocupó todos los rincones, alborotó el agua y el corazón estuvo inquieto hasta que confió plenamente en el paisaje protector y en el ancla clavada a conciencia en un buen fondo de arena.
Sentimos el viento un día tras otro, contemplando el paisaje cambiante de una bahía acogedora con extraño nombre de tiranía.
Días de paseos a pie y en coche con amigos por las islas de Dhespótica, Paros y Andiparos.
Cuando llegó la lluvia, a ratos mansa y a ratos portentosa, cerramos portillos y nos concentramos en el interior reconfortante del Fresquito. Ocupamos el tiempo en una tarea de fondo complicada pero importante y la base del puntal del mastil quedó a la vista saneada y tranquilizante.
Con el anuncio de viento del sur nos fuimos hacia el norte y llegamos a Naousa en la misma fecha que el año pasado (curiosidad no planeada) para reencontrarnos con el Setè Cel.
Llevamos tres días del sur al norte y del norte al sur de la bahía según el capricho del viento que no atiende mucho a previsiones.
Besos desde el Fresquito

Dhespótico y Naousa

(Vuelvo al sistema anterior, para ver el album hay que "pinchar" sobre la foto, así también podreis localizarnos en el mapa)

Mas besos

6 comentarios:

Carlos Ramos i Solà dijo...

Nomès puc dir "GUAU...."

Montse dijo...

Jo també: guaaaaaaaaau! (una mica més llarg el guau i amb els ulls com a taronges)

ÔÔ

molts petonets

Àngels dijo...

Ja entec el que voleu dir, els vostres velers estarien molt a gust en aquestes aigües i vosaltres també

Carlos Ramos i Solà dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos Ramos i Solà dijo...

Afegeixo, "la envidia me corroe".
No tingueu presa en tornar, aquí tot es igual d'avorrit.....

Si Adelita se fuera con otro... dijo...

Salut Perealbert.
D'un vell amic,
Jordi Bertrán