viernes, 31 de octubre de 2008

Regreso a casa

Saludos desde La Riera de Gaià

Ya estamos de nuevo por este lado del Mediterráneo, el Fresqui quedó tranquilamente dormido cual oso invernante y volveremos a despertarlo para la primavera. Una cierta penita sí que sentí al marchar del varadero, pero este año me resultó mucho menos penoso desprenderme de mi casa flotante y cerrar la puerta de la navegación por Grecia por ahora.

El viaje de regreso fue bonito y tranquilo y el polito se portó de maravilla.
Salimos de Koilada el lunes por la mañana después de buscar al Chip un buen rato, le dio por desaparecer cuando ya teníamos todo a punto para marchar, se resistía a abandonar a sus novias griegas y le duró el calor hasta que llegamos a Patrás donde tomamos el ferry que nos llevó a través del Adriático hasta Ancona, al sur de Venecia, un día de navegación de lujo total.
Por Italia decidimos seguir la ruta del norte, por Torino. En el viaje de ida la autopista de la costa por Génova nos dejó agotados, Pere la define muy bien como un video juego en el que vas aumentando el nivel de adrenalina pasando túneles, entre camiones y coches que circulan a toda velocidad en carriles de mínima anchura, sin arcen… en fin un estrés que no nos seducía para nada. Fue un gran acierto, mucho menos tráfico, una amplia autopista que atraviesa los Álpes siguiendo el valle de Susa y por suerte para nosotros sin niebla, que podía ser el inconveniente de la ruta.
Después de pasar una noche en Oulx, disfrutando del entorno montañoso tan en contraste con nuestras vivencias de los últimos meses embarcados, pasamos hacia Francia atravesando el túnel de Frejus, 12 Km que nos encogieron un poco el estómago, pero que nos regalaron a la salida unos paisajes espectaculares, colores de otoño sobre las laderas con un sol radiante de cielo despejado sobre las altas cimas…(a veces me pongo un poco cursi, ya me perdonareis la dificultad de describir las intensas sensaciones que despiertan en mi alma los paisajes). En un “tres i no res” nos pusimos en Grenoble y apareció la lluvia y luego el viento de mestral que nos acompañó por el sur de Francia y cuando empezamos a calcular donde pasar la noche nos dimos cuenta que estábamos llegando a Perpiñán y que con un mínimo esfuerzo nos poníamos en casa.
Llegamos el miércoles por la noche, cansados pero relajados, con el punto de emoción que da el regreso y los reencuentros.
La casa me pareció enooooorme, hay que ver como cambia la percepción de las cosas según el sistema de referencia. Me gustó notar que no había estado cerrada, mis plantas están exuberantes, han crecido y se les nota la mano del cuidador, además los que habéis estado por aquí le habéis dado vidilla a este espacio en el que no me está costando nada resituarme.

¿Y ahora qué? Pues ahora intentaré mantener el ritmo tranquilo, dejando fluir la vida y disfrutando del presente…que bien suena ¿verdad? Tengo muchas ganas de abrazaros a cada uno y tengo varios proyectos en mente que me hacen mucha ilusión. Ya os explicaré cuando nos veamos.

De momento dejo abierto este espacio del Fresquito, me seduce la idea de seguir escribiendo y me apetece compartir recuerdos de otros viajes (me han venido a la mente el Capitán Tan y el abuelo Cebolleta…, espero que los que conocéis los personajes no salgáis huyendo).

Hace ya una semana que regresamos y no se está nada mal en tierra firme.

Besos y feliz noviembre.
Regreso a casa

domingo, 19 de octubre de 2008

Varadero de Koilada

Ya tenemos el Fresquito en seco preparado para pasar el invierno.
Mañana ponemos rumbo a casa con el polito.
Besos y hasta pronto
Koilada varadero

lunes, 13 de octubre de 2008

Otoño

Poros 13 de octubre

Ya estamos en los postres y resultan tan deliciosos como toda la comida.
Estamos en el puerto de Poros amarrados junto al paseo en la zona del canal. Dentro de unos días sacaremos el barco en Kilada y para no apurar decidimos saltar desde Kýthnos con el buen tiempo de principio de la semana pasada, ¡acertada decisión! porque la anunciada castaña de noreste llegó con fuerza de temporal y en Loutrá han debido bailar de lo lindo.
Estos días hemos aprovechado para redescubrir la ciudad de Poros, tan bonita en otoño como en pleno verano y sorprendentemente llena de turistas aún.
Como nos gusta compartir la vida hemos creado la “comunidad española de la isla”, tres veleros españoles en el mismo pantalán es todo un record, que por aquí lo que abundan son los barcos de charter frecuentados generalmente por alemanes. Así que llevamos unos días de degustaciones gastronómicas, sano deporte que nos gusta practicar, aquí hay muy buen mercado y cenar en compañía de los amigos hablando de barcos es la mejor manera de acabar la jornada de paseos, lecturas y trabajitos, que siempre hay en un velero aunque no lo parezca.
Escucho al Pere conversar con los vecinos que son un grupo brasileño israelí muy interesante, hablar de Brasil siempre nos emociona.
Empieza a refrescar, ya se nota el día más corto y la luz de otoño matiza el paisaje con detalles que saboreo desde aquí mientras escribo. En un rato nos iremos a pasear (ventajas de tener perrito) y hemos quedado para cenar hoy pitagiro un original pan de pita con carne asada, patatas, tomates y saltziki, una rica salsa de yogourt.
Nos vemos pronto. Muchos besos con la luz del atardecer.

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lunes, 6 de octubre de 2008

El Fresqui desde el Mascarell

 
 
 
 

Los amigos nos han pasado fotos y hemos seleccionado estas cuatro para compartirlas.
¿Verdad que queda bonito el Fresquito navegando?
La última es para que veais que también utilizamos otros medios de transporte
Besos
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jueves, 2 de octubre de 2008

Nubes y claros

2 de octubre, Loutrá

El nombre de las islas Cícladas viene del griego Kyklos que significa círculo y nosotros vamos cerrando nuestro pequeño círculo a ritmo del viento, que nos llevó de Kýthnos a Sérifos luego a Sífnos, Páros, Náxos y Sýros. Ayer con brisas del sur navegamos hacia Loutrá en la costa este de Kýthnos.
Nombres sugerentes, lugares que vale la pena conocer. Si tuviéramos que elegir solo uno creo que no tendríamos ninguna duda para quedarnos con el fondeo de Ayios Ioannou al norte de la bahía de Náousa en Paros, será porque lo que más nos gusta es pasear a campo abierto y allí el paisaje es todo un espectáculo.
Días de todos los colores porque han ido pasando frentes que nos han traído lluvias e inestabilidad y porque yo a veces tengo mis nubes interiores, que no responden a razones meteorológicas ni a cantos de sirenas, se me nublan los deseos y aparecen mis tonos grises, que también los tengo. Por suerte siempre acaba saliendo el sol. Leí hace años un libro con un título de lo más sugestivo “Nubosidad variable” de Carmen Martín Gaite, me gustaría tenerlo a mano para volverlo a leer.
Y en el camino personas, encuentros que nos alegran la vida. En la marina de Ermoúpolis conocimos a Enrique y a su hijo Jorge y notamos la sintonía desde el primer momento. Pasamos unos días muy agradables juntos, compartiendo historias y proyectos. Navegan en El Duende, un bonito velero de aluminio en el que Enrique ha invertido muchos años y mucha ilusión. Jorge es pura vitalidad con sus 14 años recién cumplidos y tiene por delante el reto de estudiar la ESO a distancia, desde el barco… seguro que sería la envidia de muchos adolescentes que conozco. Enseguida apareció la maestra que llevo dentro, mi pasión de tutora y charlamos revisando sus libros y sus planes. Ahora ya deben estar en Creta y mi intuición me dice que les irá muy bien. Iremos siguiendo su historia.
Ahora estamos amarrados en la pequeña marina de Loutrá, volvemos a estar junto al Mascarell y el reencuentro con Joan y Feli, que también llegaron ayer desde Poros, fue todo emoción y alegría.
En la popa del Fresquito un velerito alemán con una pareja encantadora con una niña de cuatro meses y dos perros. Hablan un poquito español porque estuvieron viviendo en Granada y transmiten mucha calma.
Anochece y el puerto vuelve a estar lleno de barcos de paso, veleros de charter que irán marchando durante la mañana, cada día es así por todas estas islas, es otra manera de disfrutar de este mar.
Leo y releo lo que he ido escribiendo y noto que va impregnado de un poso de seriedad que me gustaría evitar, pero tengo el corazón cubierto por nubes de tristeza por la muerte inesperada de una persona muy querida para mi familia. Otra vez la muerte que golpea y me desconcierta, crueldades de la vida que ya sé que hay que tomarla como viene, pero lo entiende mi cabeza y se revela mi corazón.
Cierro los ojos y me viene a la mente uno de los dichos de mi madre: “a mal tiempo buena cara”, así que voy a colocarme la sonrisa que vamos a cenar al barco de los amigos y no quiero nublarles la noche.
Abrazos desde el Fresquito.


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